De la tradición a la verdad

¿Existe en realidad un propósito divino tras las cosas malas que le suceden a usted? ¿Es posible que sus enfermedades y calamidades sean parte del plan de Dios para su vida?

Antes de que pueda empezar a recibir la sanidad y el poder liberador de Dios, usted debe saber la respuesta a esas preguntas y aclarar ese asunto de una vez por todas. Si tiene alguna sospecha de que Dios es la fuente de sus tragedias, entonces no podrá creer que Él pueda liberarlo de sus dificultades; además, estará paralizando su fe porque creerá que si evita esas cosas estará oponiéndose a la voluntad de Dios.

Para que pueda recibir todos los beneficios que Dios desea darle, usted debe estar de acuerdo con que Él es un Dios bueno. Debe creer que la voluntad de Dios para usted es la salud, no la enfermedad; la prosperidad, no  la  pobreza; la felicidad, no la tristeza, en todo tiempo. El Salmo 103 es suficiente para probar que eso es cierto. Pero si no es suficiente para convencerlo, también hay muchos otros salmos. Por ejemplo, Salmos 136:1: «Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia».

Si las tradiciones religiosas le han privado de la bondad de Dios, si le han enseñado que Él permite dificultades en la vida para enseñarle algo, empiece hoy a desechar esas tradiciones y reemplácelas con la verdad. Lea la Biblia y deje que Dios mismo le diga por medio de Su Palabra que Él es el Dios que lo sana (Éxodo 15:26). Escudriñe las Escrituras y vea por sí mismo la verdad de que Dios es misericordioso (Salmos 86:5); bondadoso (Jeremías 9:24) y compasivo (Salmos 145:8).

Rechace  las  dudas  y  abra  su corazón para recibir la verdad acerca de su Padre celestial. Es lo único que podrá hacerle verdaderamente libre.