El grano de fe
Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
Mateo 17:20
Una vez alguien dijo que la razón por la cual yo vivía como lo hago es porque tengo una fe especial. Eso en realidad no es cierto. Yo no tengo una fe especial. Dios me ha dado la misma medida de fe que le ha dado a usted y a todo creyente. La única razón por la cual mi fe parece dar más resultados es porque la pongo en práctica.
Si usted ha estado viviendo a la sombra de una montaña, esperando que Dios le dé cierta clase de fe especial, haga un cambio hoy mismo. Empiece a poner en práctica la medida de fe que ya tiene, ¿cómo? Dé un paso de fe y deshágase de los obstáculos espirituales, físicos, psicológicos y económicos que Satanás le ha puesto.
En Romanos 12:3, leemos que Dios repartió la medida de fe a cada uno. ¡Créalo! Dé ese paso de fe, y confiese: Padre celestial, te doy gracias porque por la fe en Jesucristo me has hecho partícipe de Tu naturaleza y de Tu Espíritu. Estoy muy agradecido por la medida de fe que me ha sido dada como creyente. Hoy tomo la decisión de andar en esa fe y de ponerla en práctica en mis circunstancias. Me comprometo a vivir según la fe que mueve montañas, pues sé que sin fe es imposible agradarte, Señor (Hebreos 11:6).
Al sembrar esta semilla de fe y regarla con Tu Palabra (Romanos 10:17), confío en que crecerá y moverá montañas en mi vida y en la vida de las personas por quienes intercedo.
Gracias, Padre, porque al hacer esto, nada me será imposible. En el nombre de Jesús, amén.


