La medicina de Dios
Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Juan 6:63
Hemos visto algunos adelantos médicos sorprendentes en nuestra generación, como “drogas milagrosas” que pueden vencer muchos tipos de enfermedades y dolencias.
Pero, sabe, en los cuarenta y dos años que he sido creyente, he descubierto otra clase de medicina mucho más eficaz: la Palabra de Dios. Nunca ha existido una droga tan milagrosa que la pueda igualar. La medicina de Dios es la respuesta a toda necesidad. Es vida. Es salud. Es el poder de Dios. Y si la pone en su corazón y la pone en práctica, usted se sanará.
A veces la gente pregunta: “Si la medicina de Dios siempre funciona, ¿por qué hay tantos creyentes que están todavía enfermos?”. Hay dos razones. Número uno, porque no toman el tiempo para sembrar la Palabra profundamente en su corazón en lo que respecta a la sanidad. Número dos, porque no obedecen lo que la Palabra les indica.
Véalo desde esta perspectiva: Si un médico le receta una medicina para que se la tome diariamente y usted decide en cambio frotársela en el pecho, esa medicina no le servirá de nada. Debe seguir las instrucciones y tomarla como se le indicó, si quiere mejorarse, ¿no es cierto? Del mismo modo, si lee la receta de Dios para la salud y no la pone en práctica, usted no cosechará ninguno de sus beneficios.
En Proverbios 4:22, leemos que las Palabras de Dios son vida y salud para usted. Por tanto, no espere hasta que se enferme para comenzar a usarlas. Empiece hoy mismo a depositar la Palabra de Dios en su corazón en abundancia y será difícil que usted se enferme. Esa Palabra constantemente, dentro de usted, mantendrá activo el poder sanador de Dios.
No se preocupe. No hay límite con respecto a la cantidad de la medicina de Dios que usted pueda tomar. No existe riesgo de sobredosis. Cuanto más la tome, más fuerte será. Empiece a fortalecerse hoy.


