Espere
Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55:11
¿Sabía usted que el campo de batalla del pr oblema que enfrenta ahora se encuentra en su mente y en su boca? Si reprende al diablo con la Palabra y echa la ansiedad de la situación sobre Dios, usted ganará.
Sin embargo, déjeme advertirle que esperar en la Palabra no siempre es fácil. El diablo sabe que si él no se la roba, usted la usará para derrotarlo.
Por eso, no se sorprenda si él envía un espíritu malo para levantarse contra la Palabra de Dios. Si usted está enfermo, él puede comenzar a decirle: “Tú no estás sano. Tú sabes que la sanidad no se manifiesta en estos días; y si se manifestara, a ti no te funcionará. Podría funcionarle a otro, pero a ti no”.
Si el enemigo comienza a decirle esa clase de mentiras, no las acepte. No empiece a preocuparse y a pensar: “¡Cielos!, temo que no recibiré sanidad. Yo no me siento sano. Es posible que empeore cada vez más...”.
Recuerde esto: La Palabra es la que hace la obra, no la persona que espera en ella. La Palabra hará su obra para cualquiera que la active. Hará la obra para usted, así como la hizo para Jesús cuando Él anduvo en este mundo.
Jesús le dijo a Satanás: «Escrito está...». No importa lo que el diablo trate de decirle, no suelte la Palabra por ningún motivo. Dígale lo que está escrito en lo que concierne a su situación. Deje que la Palabra pelee su propia batalla. Pues ella reprenderá siempre al diablo.


