De desesperación a devoción
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Colosenses 3:2
¡Cosas, cosas, cosas! Un mejor trabajo. Una casa más grande. Ropa para los niños. La cita del almuerzo de mañana. Un mejor televisor. ¿Capta usted lo que digo?
Muchos hemos aprendido a confiar en Dios para que nos prospere, pero pedimos tanto que se nos hace imposible estar al día con todas las cosas. Gastamos tanto tiempo y esfuerzo atendiendo a las “cosas” legítimas de la vida, que sin tener conciencia de ello empezamos a poner nuestro afecto en las cosas del mundo y no en Dios.
Cuando Kenneth y yo oímos por primera vez acerca de cómo vivir por fe, estábamos en una situación muy difícil. Nos encontrábamos enfermos y en la quiebra, y por eso fue fácil dedicarnos a la oración y a la Palabra. A medida que honrábamos la Palabra de Dios, Él nos honraba y nos hacía prosperar. Llegamos al punto en el que dejamos de estar desesperados. Pero luego vino la prueba verdadera de nuestra fe. ¿Serviríamos a Dios porque le amábamos o porque estábamos en una situación desesperante?
Bueno, alabado sea Dios, lo hicimos por amor. Sin embargo, en el proceso aprendimos algo: se requiere de más dedicación servir a Dios en la prosperidad que en la desesperación. Porque existe la tentación a dedicarse más a las cosas terrenales y a dejar las cosas de Dios en segundo plano.
Cuando las bendiciones materiales de Dios empiecen a llegarle, tenga presente que Él no le ha capacitado en Su Palabra para que usted satisfaga sus propios deseos. Él le ha dado a conocer Su Palabra para que usted viva en el Espíritu y realice la obra que le ha llamado a cumplir.
No deje que las cosas de este mundo lo hagan desaprovechar las cosas gloriosas del Espíritu. Ponga sus prioridades en orden de acuerdo con la Palabra de Dios. Coloque su mirada en las cosas de arriba y descubrirá ¡cómo debe ser en realidad la vida celestial!


