El poder perfeccionado
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
2 Corintios 12:9
Cuando se encuentra ante una situación muy difícil en la cual usted no tiene la fuerza o la habilidad para poder manejarla; ¿se siente tentado a darse por vencido y aceptar la derrota? No lo haga. En lugar de eso, exclame ¡Alabado sea Dios!, porque en la Palabra se declara que el poder de Dios se perfecciona en usted.
La palabra que se traduce como fortaleza en este pasaje es dunamis, y significa: “El poder de Dios que obra milagros”. Recuerde esto, porque cuando su fortaleza humana llega a su fin, Dios ha prometido que Su poder milagroso le ayudará a vencer.
En Hechos 14 podrá leer acerca de esa promesa en acción. E l apóstol Pablo fue apedreado por un grupo de judíos, quienes luego lo pusieron fuera de la ciudad y lo dejaron ahí dándolo por muerto. La fortaleza humana de Pablo había llegado a su fin y no podía hacer nada en lo absoluto.
Pero los discípulos vinieron, lo rodearon y oraron por él, y el Señor lo levantó; y Pablo pudo seguir adelante. En otras palabras, cuando a Pablo no le quedaba ninguna fuerza humana para hacer algo, el poder de Dios, que obra milagros, fue suficiente para él; y lo hizo vencedor en esa situación, ¡a pesar de su debilidad!
Entonces, si hoy está enfrentando alguna adversidad, si está enfermo y la medicina de nada ha servido, si sus finanzas se encuentran fuera de control, si su familia se está desintegrando, si algún vicio le tiene esclavizado y no puede librarse de él, usted ha llegado al fin de sus fuerzas sin poder lograr nada.
Entonces ¡regocíjese! Porque cuando las fuerzas humanas llegan a su fin, el poder de Dios se manifestará.
¡Crea, solamente!, ¡La gracia de Dios le bastará!


