Faith to Faith - Daily Devotional

El gran escape

Kenneth Copeland

Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

Proverbios 3:5-6


Cuando usted empie za a andar en la fe y conforme al Espíritu, el diablo hará todo lo posible para que fracase en su vida espiritual. Tratará de meterlo en problemas de los cuales piense que no hay salida.

Pero tómeme a mí como ejemplo de alguien que ha estado en esas dificultades; pues si pone su mirada en Dios y confía en Su sabiduría en vez de en la suya, Él siempre le mostrará una vía de escape (1 Corintios 10:13). No sólo eso, sino que lo hará de tal manera que Él recibirá la gloria y usted se reirá del diablo.

Recuerdo un miércoles en la noche en Wichita Falls, Texas, donde tuve esa clase de experiencia. Estaba predicando acerca de la realidad de la justicia de Dios y la unción era realmente fuerte. Al momento de que mi mensaje alcanzó su punto culminante, de repente una mujer en el auditorio empezó a  hablar en lenguas. Le pedí tres veces que se detuviera, pero ella continuó hablando más fuerte. Cuando por fin se calló, la unción se había ido y el mensaje quedó en el olvido. Así que miré a esa mujer muy serio y empecé a corregirla por estar fuera de orden.

Entonces un hombre sentado junto a ella habló y dijo: “Hermano Copeland, ella es completamente sorda. No puede oír ni una palabra de lo que usted está diciendo”.

En ese momento no supe qué hacer. No sólo mi ser món se había arruinado, sino que  toda la congregación estaba enojada conmigo por haber regañado a esa pobre mujer sorda. (Luego me enteré de que el hombre junto a ella la usaba para interrumpir las reuniones y echar a los predicadores del pueblo. Cuando el culto alcanzaba su punto culminante, él la presionaba y le decía que era su turno para profetizar).

Así que me detuve un momento, me quedé en silencio y esperé que el Señor me indicara qué hacer. Y efectivamente, Él me habló, y me dijo: Llámala y pon las manos sobre ella, y yo abriré sus oídos.

¡Todo cambio de forma radical! Cuando Dios sanó los oídos de esa mujer, ese fracaso se convirtió, de una manera sorprendente, en una de las reuniones más ungidas que haya tenido. ¡Todos fueron bendecidos!

La próxima vez que el diablo trate de acorralarlo en una esquina, quédese tranquilo. Pídale a Dios que le muestre la vía de escape. Él siempre le dará la victoria.

Hechos 14:8-22

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