Entrene sus sentidos

Usted ha “crecido” o madurado espiritualmente cuando, mediante la práctica, ha entrenado sus sentidos para discernir entre el bien y el mal. Usted ha practicado tanto vivir en el Espíritu y renovar su mente, por la Palabra de Dios, que hasta su carne sigue habitualmente los caminos de Dios en lugar de los caminos del mundo.

Deténgase y piense por un momento. ¿Hay algunas cosas que su carne le presionaba a hacer antes de recibir a Jesús como el Señor de su vida, que ahora ya no las quiere hacer?

Para mí, sí las hay. Por ejemplo, solía fumar, y sentía lástima por todos esos cristianos que no podían hacerlo. ¿Pero sabe qué? Ahora que soy creyente, ya no tengo el deseo del tabaco.  Ni siquiera forma parte de mis pensamientos, mucho menos de mi vida.

Eso sucede cuando usted se alimenta de la Palabra de Dios y renueva su mente con ella. No es necesario que pase de manera rápida o fácil. Su carne puede luchar y forcejear por un rato porque ha sido adiestrada por mucho tiempo para seguir los caminos del mundo. Pero si permanece en la Palabra y sigue creciendo, su carne puede desarrollar el hábito de la justicia, así como desarrolló el hábito de injusticia.

Para que su espíritu no se muera de hambre, no trate de arreglárselas con un poco de leche espiritual de vez en cuando. Fórmese el hábito de nutrirse con el alimento sólido de la Palabra de Dios todos los días y descubra lo que es la verdadera madurez.