¡Qué comiencen las revelaciones!
«Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad»
(1 Timoteo 2:3-4)
La gente hace todo lo que puede para obtener conocimiento de Dios. Pero lo único que debería hacer es leer la Biblia. Dios no está escondiéndose de nadie; Su voluntad es que tanto hombres como mujeres vivan conforma a la revelación de Su conocimiento.
Quizá usted diga: “Bueno, hermano Copeland, Dios no le dará a todos esos pecadores ninguna revelación”. ¿En serio? Entonces, ¿por qué Él envía evangelistas a predicarles? ¿Por qué cree que envió Su Palabra? ¡Para revelar la verdad!
Por tanto, si quiere saber esa verdad, sólo abra la Biblia y léala; toda, no sólo las partes que aparecen en rojo. Ésas no son las únicas partes en que Jesús habló. Él habló todo lo que se encuentra escrito en Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Mateo, Marcos, Lucas, Juan; y todo lo que está escrito en el resto de la Biblia, pues Él es la Palabra de Dios.
De hecho, si lee el tercer capítulo de Gálatas, descubrirá que toda promesa hecha a Abraham era ¡para Jesús! Esas promesas lo trajeron a Él y lo capacitaron para sanar y libertar a la gente. Él no ministró con algún poder especial que nadie más podía tener. Su ministerio se basó en las revelaciones que había recibido mediante la fe en la Palabra escrita de Dios.
Cuando el diablo lo tentó, Jesús no peleó en contra de sus ataques con una legión de ángeles asignada para protegerlo porque era el Hijo de Dios. Sino peleó contra Satanás con la frase: “Escrito está”.
Dios lo ha equipado con las misma armas para que haga lo mismo. Él le ha dado Su Palabra escrita y también al Espíritu Santo para que usted pueda entenderla. Él está siempre dispuesto a darle el conocimiento que necesita. Y sabe algo, usted sólo tiene que abrir la Biblia para que comiencen las revelaciones.
