Bienvenido a las grandes ligas
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Mateo 5:11-12
Cuando sufra persecución, no se queje todo el tiempo. No pierda su tiempo sintiendo lástima de sí mismo. A pesar de lo que pueda pensar, esa persecución no ha venido porque el diablo encuentra placer en fastidiarle, sino porque usted ha llegado a ser una amenaza para él. Y además, esto se debe a que ha puesto la Palabra en su corazón, y él sabe que si no consigue quitarsela, usted va a ocasionarle más problemas de los que él puede manejar.
Por eso, ¡regocíjese! La persecución significa que usted está jugando en las grandes ligas. Quiere decir que el diablo lo toma tan en serio que envía a sus mejores jugadores para sacarlo a usted del juego.
Los jugadores que llegan a ese torneo de grandes ligas no buscan la forma de no jugar ese gran partido. Ellos no dicen: “¡Ojalá! no tuviera que estar en ese partido final; esos tipos son los jugadores más grandes y rudos del país. Talvez me enferme y no tenga que jugar”. ¡No! Ellos disfrutan la oportunidad. “Voy a enfrentarlos —dicen—. He luchado toda mi vida para llegar ahí, y ahora voy a comprobar que soy el mejor”.
Usted debería tomar esa misma actitud, cuando el diablo lo rete. Usted debe aceptar ese reto con gozo, sabiendo que la victoria es suya. Después de todo, su Dios es poderoso para sacarlo adelante. Él nunca se detiene a preguntarse si tiene los recursos necesarios para solucionar las dificultades que usted enfrenta. Él sabe que puede destruir lo que el diablo envíe en su contra.
Así que cuando la persecución venga, confíe en Dios y regocíjese de saber que usted ha llegado a las grandes ligas.
