Cuatro palabras que dan resultado

Creer. Ésa es la clave para todo en el reino de Dios. Es la manera en que nos conectamos al poder del Dios todopoderoso. La mayoría de nosotros lo sabe, pero pocos sabemos con exactitud cómo ponerla en práctica. Por lo  general, no se tiene el conocimiento de cómo activar esa clave.

En realidad es más sencillo de lo que nos imaginamos. Es tan fácil como decir: Yo creo que recibo.

Algo sucede en su espíritu cuando dice esas palabras. No entiendo cómo, pero es así. No comprendo cómo es que mi sistema digestivo sabe qué hacer cuando trago algo, pero lo hace. Sólo ingiero un poco de comida y éste empieza a funcionar. No tengo que forzarlo ni sentirlo, simplemente sucede. Ésa es la manera en que está diseñado el cuerpo.

Su fe se libera casi de la misma manera, cuando usted se alimenta de las preciosas promesas de Dios y las “ingiere” en su espíritu al confesar: Yo creo que recibo. No tiene que forzar ni sentir nada, simplemente sucede. El espíritu nacido de nuevo está diseñado de esa manera.

Cuando repite con su boca: “Creo que recibo mi sanidad, o creo que mis necesidades económicas son suplidas”, y luego cita los pasajes bíblicos que respaldan esas confesiones, la fe se libera para traer el poder que suple esas necesidades.

Como dice el Dr. Kenneth Hagin, usted necesita “mantener encendido el interruptor de la fe”. Gloria y yo, hemos descubierto que confesar en voz alta la frase: Yo creo que recibo, es una manera de mantenerlo encendido. Lo decimos cuando oramos, al alabar a Dios, y al leer la Palabra. Lo declaramos especialmente en el momento en que debemos enfrentar las tinieblas, cuando parece que no vamos a recibir nada. Cuando todo parece que va de mal en peor, lo confesamos en voz más alta: Yo creo que recibo.

¿Quiere activar hoy su fe? Entonces haga de estas cuatro palabras las más importantes de su vocabulario. Confiéselas todos los días. Pronto descubrirá, al igual que nosotros, que ¡dan resultado!