Faith to Faith - Daily Devotional

Deje que Dios lo haga a Su manera

Kenneth Copeland

Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne será restaurada, y serás limpio. Y Naamán se enojó

2 Reyes 5:10-11


menudo  nos  perdemos  de lo que Dios quiere hacer por nosotros, sólo porque Él no hace las cosas como creemos que debería realizarlas. Por ejemplo, nos ponemos a pensar en la manera en que va a sanarnos. Pensamos que enviará a algún predicador famoso a poner sus manos sobre nosotros o que el Señor nos derribará con una  descarga  de Su poder. Pero cuando no lo hace así, nuestra fe decae y arruinamos lo que Él había planeado realizar.

Eso fue lo que hizo Naamán. Él fue a Eliseo con la esperanza de ser sano de una manera en particular. Cuando no sucedió así, en la Biblia leemos que él se fue furioso.

Lo que Eliseo le mandó que hiciera era fácil. Él tenía que sumergirse siete veces en el río Jordán. Naamán pudo haberlo hecho, pero ésa no fue la forma en que él pensó que sería sano. Este hombre creyó que Eliseo lo sanaría con sólo pasar sus manos sobre él, e invocar el nombre del Señor.

Naamán salió precipitadamente. Pero de no haber sido por uno de sus siervos que lo convenció de obedecer lo que Eliseo le había dicho, él hubiera perdido su sanidad.

Yo era así. Deseaba tanto ver cosas  espectaculares  de  Dios  que estaba   perdiéndome   las   que   Él tenía planeadas para mí. Cuando lo entendí, dejé de buscar cosas grandes y espectaculares, y sólo me limité a esperar que Dios cumpliera Su Palabra.

Recuerdo que una noche fui a una campaña con el tobillo muy lastimado. El dolor era tan fuerte que recorría de mi pie hasta llegar a mis hombros. Pero fui con la esperanza de que Dios me sanara. Durante la alabanza trate de ignorar el dolor, me puse a cantar y a alabar con todos. Cuando empezó la predicación, tomé mi Biblia y me sumergí en la Palabra. En algún momento del servicio recibí mi sanidad. No sé a qué hora sucedió, pero no sentí nada ni vi luces relampagueando. Ni siquiera me di cuenta de que había sido sano, sino hasta después del servicio. Iba llegando a la puerta cuando pensé: ¡Gloria a Dios! Mi pie está bien.

No deje que sus propias ideas, acerca de cómo va a obrar el Señor, le quiten su sanidad, su liberación o su prosperidad. Confíe en Dios y deje que Él haga las cosas como Él sabe hacerlas, y Él actuará poderosamente en usted.

2 Reyes 5:1-14

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