No vea la tormenta

El diablo hará cualquier cosa para que usted quite su mirada de la Palabra  de  Dios.  Por  ejemplo, causará problemas en su vida, agitará las cosas de tal manera que su situación sea como un bote de remos en una temepestad, hará lo que pueda para que usted ponga sus ojos en el mundo físico y en la situación que lo rodea y no en las promesas de Dios. Él sabe que si no logra ese cometido, usted podrá valerse de las promesas de Dios para derrotarlo.

Esa táctica fue la que Satanás utilizó contra Pedro. Cuando Pedro saltó de la barca en obediencia a la palabra de Jesús, ¿qué sucedió después? Él anduvo sobre las aguas sin ningún problema. Todo su ser se aferró a la palabra que Jesús le dijo: ven.

Pero cuando quitó su mirada de esa palabra y la puso en la tormenta, empezó a darse  cuenta que lo que estaba haciendo  era  imposible de   realizar.   Después   de   todo,  él era pescador; entonces, todos sus conocimientos y toda su experiencia le decían que cuando las olas y el viento eran tan fuertes, él sería arrastrado por ellas. Él empezó a enfocarse en lo que sabía en lo natural en lugar de hacerlo en lo que Jesús les había dicho. Al hacer esto, su fe menguó y él empezó a hundirse.

No permita que eso le suceda. Una vez que reciba alguna revelación de la Palabra de Dios, aférrese a ella. No se enfoque en ninguna otra cosa.

El diablo hará lo que pueda para que usted  desista.  Provocará  situaciones a  su  alrededor,  tratará  de  infundirle temor  y  traerá  a  su memoria  cosas del pasado para que usted empiece a pensar de la manera que lo hacía antes. Pero no ceda. Fije su mirada en la Palabra de Dios hasta que ésta sea más real que cualquier otra cosa. Si lo hace, usted podrá caminar sobre las aguas sin ningún problema.