Faith to Faith - Daily Devotional

Un pedacito de cielo en la tierra

Gloria Copeland

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Colosenses 3:12-13


Vivir en un hogar lleno del amor y de la paz de Dios es casi como vivir en el cielo aquí en la Tierra. Todos sabemos que eso es verdad, y anhelamos vivir en ese hogar. Sin embargo, una y otra vez decepcionamos a nuestras familias, pues dejamos nuestras palabras más bondadosas y nuestras sonrisas más encantadoras para quienes no viven en nuestra casa.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué sucede eso?

La respuesta es más simple de lo que se pueda imaginar. En términos espirituales, su familia se encuentra bajo ataque. Su familia no sólo es uno de sus dones más valiosos, sino que cuando está funcionando en armonía es uno de sus recursos más poderosos. Satanás sabe eso, aunque quizá usted no, y está dispuesto a destruirla.

El plan de batalla de Satanás es simple: hará todo lo que pueda para crear división en su hogar, incitará en usted la autocompasión y los celos y le instigará a guardar rencor y a alimentar la amargura. Su propósito siempre es el mismo: dividir y destruir su hogar.

Cuando en el pueblo de Dios hay armonía, los  milagros  empiezan a suceder. Esa armonía crea un ambiente propicio para que el poder de Dios, que efectúa milagros, se manifieste libremente. Por eso Satanás siempre está tentándonos para que destruyamos ese ambiente de armonía, para que nos enojemos unos con otros y estropeemos las cosas. Con demasiada frecuencia caemos en sus maquinaciones sólo porque no nos percatamos de lo perjudicial que es la contienda. Pero basta con echar una mirada a la Palabra de Dios para resolver ese problema. En Santiago 3:16 se afirma: «Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa».

No le abra la puerta de su hogar a Satanás, al darse el lujo de permitir las disputas en su familia.

Detenga la destrucción antes de que empiece. Aférrese a la Palabra de Dios, y conozca lo que ella dice acerca del poder de la unidad. Deje de mirar a su familia desde su propia perspectiva limitada  y  empiece a verla como Dios la ve: como una fuente de poder. De esa manera usted no se verá arrastrado hacia una contienda cada vez que se caldeen los ánimos en su hogar.

Determínese ahora mismo, a no permitir al diablo le quite su a familia. No sólo ore por ella, sino que apóyela, ámela y únala para que todos puedan disfrutar de un pedacito de cielo aquí en la Tierra.

Colosenses 3:12-25

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