Una Navidad libre de preocupaciones

¿Será posible disfrutar de una Navidad feliz aun cuando le aquejen muchas presiones en la vida? Sí se puede, y no hay que irse a otro lugar para tenerla. No importa cuán grandes o pequeñas sean las dificultades por las que uno esté atravesando, Se puede gozar de una marav illosa Navidad, sin preocupaciones.

Como creyente, usted quizá conozca el versículo bíblico que dice que no hay que estar afanado por nada. Pero, ¿en realidad lo ha tomado en serio como para aplicarlo a su vida? Es muy posible que no lo haya hecho, porque aún no ha llegado a darse cuenta del peligro que representan esos afanes y que son parte de la estrategia del diablo contra usted.

Así es, la preocupación o el afán, es una de las principales armas del enemigo. Si el diablo logra que usted se afane, se valdrá de las presiones económicas, las presiones familiares y las presiones de su agenda— que son parte “normal” de la vida cotidiana—, para que lo agobien y lo forcen a entrar en más dificultades de las que usted pueda imaginarse.

La ciencia médica nos  dice que la gran mayoría de la gente hospitalizada en los Estados Unidos padece de enfermedades causadas por la preocupación y la tensión. Sin embargo, a pesar de esa realidad, hay muchos creyentes que se afanan sin siquiera darse cuenta de ello. Se preocupan porque son muy pequeños o muy flacos o por alguna otra cosa. Se afanan mucho por esto y lo otro, y no se dan cuenta de que han estado pecando.

“¿Pecando, hermano Copeland?”

¡Sí! Para el creyente nacido de nuevo, lleno del Espíritu y que posee una Biblia, preocuparse es pecado. Por tanto, aunque envíe tarde las tarjetas de Navidad y 45 personas vayan a llegar a la cena de Navidad, no se afane.

Mejor haga lo que la Biblia indica: Ore, presente sus peticiones a Dios y alábelo; y déle gracias por la respuesta. Entonces recibirá paz.

Así que, disfrute de una verdadera Feliz Navidad, ¡sin de preocupaciones!