From Faith to Faith—Daily Devotional

El propósito de las riquezas
Kenneth Copeland
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El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

Efesios 4:28

Siempre me asombra que cuando predico sobre la prosperidad, alguien viene, y me dice: “Yo no necesito mucho dinero. Soy una persona sencilla con una vida sencilla. Simplemente le pido a Dios lo suficiente para suplir mis necesidades”.

Algunos creen que eso significa ser humilde, pero no lo es. ¡Es egoísmo! No lo consideran así, pero en realidad están diciendo: “Lo único que me preocupa es poder cubrir mis necesidades. No tengo deseos de ayudar a satisfacer las necesidades de otros”.

Bien, esas personas podrían pedirle a Dios un millón de dólares, tomar lo suficiente para cubrir sus necesidades y donar el resto. Pero ni siquiera se les ocurre eso, porque cuando se trata de dinero, el mundo les ha lavado el cerebro haciéndoles creer que si tienen dinero, deben guardarlo.

Esa creencia ha sido un obstáculo para el ministerio de Jesucristo en el mundo, pues ha hecho que ministros del evangelio abandonen su llamamiento, y consigan trabajos seculares para poder subsistir; ha perjudicado también a las  iglesias y paralizado el crecimiento de ministerios que hubieran podido alcanzar miles de almas para el Señor.

No hay duda de que se necesita dinero para predicar el evangelio. Jesús lo sabía, y contrario a lo que piensa mucha gente, el ministerio de Jesús no carecía de fondos. Había tanto dinero circulando por Su ministerio que fue necesario nombrar un tesorero, su nombre era Judas.

Pero Jesús no guardó ese dinero para Sí mismo. Lo dio para cubrir las necesidades de los que le rodeaban. Tal era Su fama de ser generoso que en la noche de la última Cena, cuando Judas salió repentinamente de la habitación, los discípulos creyeron que Jesús lo había enviado a darles a los pobres. ¿Puede imaginarse lo mucho y las muchas veces que Jesús le había dado a los pobres para que los discípulos dieran por sentado tal hecho?

Jesús jamás fundó ningún imperio mundano para Sí. Pero eso no significa que era pobre. Quiere decir que era la persona más generosa que jamás haya existido sobre la faz de la Tierra, y ya es tiempo de que comencemos a seguir Sus pasos.

No rechace la riqueza que Dios quiere darle sólo porque cree que no la “necesita”. Atrévase a aceptarla, luego pásela a quienes sí la necesitan. Deje de trabajar para vivir y empiece a trabajar para dar, y descubrirá el verdadero propósito de las riquezas.

Scripture Reading:

Lucas 12:15-31