Si buscara en el versículo la palabra del griego que se traduce como “conocimiento”, descubrirá que su significado es más que sólo el conocimiento mental o sensorial de algo. Significa tener un conocimiento específico de algo: el conocimiento que el espíritu le ha revelado directamente a su corazón. Yo lo llamo conocimiento adquirido por revelación divina.
La falta de ese conocimiento ha causado más fracasos en la fe que cualquier otra cosa. Eso se debe a que la mayoría de los cristianos creen en la Palabra con la mente, pero no meditan lo suficiente en ella como para que les “ilumine” el corazón. Si lo hicieran, la Palabra revolucionaría sus vidas, y no habría nada en el cielo ni en la Tierra que pudiera separarlos de ella.
Conozco a una viuda que una tarde recibió esa clase de revelación. Ella había estado meditando en los versículos que dicen que la viuda debe confiar en el Dios todopoderoso como proveedor y líder del hogar. Antes de eso, ella había estado lamentándose un poco por su situación, pero cuando recibió la revelación de que Dios era la cabeza del hogar, comenzó a hablarle como lo haría con su esposo:
“Señor, la tubería de esta casa no sirve. ¿Podrías arreglarla, por favor?”.
A partir de ese momento, dejó de tener problemas con la tubería.
Si usted necesita algo de Dios, propóngase ahora mismo que hará lo que hizo la viuda. Decida que va a meditar en la Palabra hasta que reciba esa clase de revelación. Manténgala constantemente en su mente hasta que reciba la revelación de que Jesús es su sanador, su libertador, su asesor financiero o cualquier otra cosa que necesite que Él sea. No se conforme con un conocimiento mental y superficial de Dios, sino busque una revelación más profunda de Él, y la gracia de Dios le será multiplicada.
Salmo 1