From Faith to Faith—Daily Devotional

Bástate Mi gracia
Gloria Copeland
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Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.

2 Corintios 12:7

Por años el diablo se ha valido de la enseñanza tradicional del aguijón en la carne del apóstol Pablo para convencernos de que no necesitamos las bendiciones de Dios, y que debemos aceptar, desde las enfermedades hasta el pecado. Y que lo hagamos por voluntad propia.

Quizás sea la interpretación errónea más destructiva y más ampliamente aceptada que existe en el Cuerpo de Cristo. He ido a países a predicar a personas que apenas tenían conocimiento de la Palabra, aún así me di cuenta que la enseñanza acerca del aguijón de Pablo ya había llegado a ellos.

A la mayoría de ellos se les dio la enseñanza errónea.

La tradición expresa que Dios le dio a Pablo el aguijón en la carne. Además, la tradición convierte al aguijón en un gran misterio. Pero eso no es lo que se afirma en las Escrituras.

En la Biblia leemos que el aguijón en la carne era un mensajero de Satanás. No era de Dios, ¡sino de Satanás! El aguijón era literalmente lo que Pablo señala: Un mensajero enviado de Satanás.

Pablo predicaba el evangelio adondequiera que iba, y cada vez que lo hacía, destruía un poco más el reino de Satanás. Éste le envió un mensajero, un espíritu malo, para impedirle que siguiera predicando.

Cuando Pablo le pidió al Señor acerca de ese aguijón (lea 2 Corintios 12:8-10), Dios no le contestó en forma  negativa,  sino  que  le  dijo: «Bástate mi gracia (Mi favor); porque mi poder se perfecciona en la debilidad [en la incapacidad para producir resultados]» (W. E. Vine´s Expository Dictionary).

En otras palabras, cuando Pablo no tuvo más fuerzas para seguir adelante, el poder milagroso de Dios fue suficiente para él y lo capacitó para ser un vencedor a pesar de su debilidad.

No permita que el diablo le impida obtener la victoria. Deshágase de la tradición y atrévase a creer la Palabra de Dios. Pelee la batalla de la fe, y al igual que el apóstol Pablo, ¡usted verá la salvación del Señor!

Scripture Reading:

2 Corintios 12:1-10