¿Alguna vez ha tratado de perdonar a alguien… y se ha dado cuenta de que no puede hacerlo? Usted ha clamado y ha orado por eso, y le ha pedido a Dios que le ayude; pero esas experiencias pasadas, cargadas de rencor, no quieren irse.
Para acabar con ese tipo de situaciones por completo, es necesario que su perdón se base en la fe, y no en los sentimientos. El verdadero perdón no tiene ninguna relación con la manera en que usted se sienta; es un acto de la voluntad que está basado en la obediencia a Dios y en la fe en Él.
Eso significa que una vez que usted haya perdonado a alguien, deberá considerar a esa persona perdonada para siempre. Cuando los sentimientos pasados vuelvan y Satanás trate de convencerlo de que realmente no ha perdonado, resístalo, y dígale: “No, ya he perdonado a esa persona por fe. Me niego a vivir basado en esos sentimientos del pasado”.
Entonces, de acuerdo con 1 Juan 1:9, crea que ha sido perdonado y limpiado del pecado del rencor, de toda injusticia relacionada con éste y de cualquier recuerdo de haber sido agraviado.
Quizá haya oído a alguien decir: “Yo perdono, pero nunca olvido”. Eso es perdón de segunda clase que usted, como creyente, se supone no debe aceptar. Debe perdonar de una manera sobrenatural: «como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (Efesios 4:32).
Debe per donar como Dios perdona para liberar, sin condiciones y para siempre, a la otra persona del sentimiento de culpa; y así restaurar las cosas como si nada hubiera sucedido. No sólo debe perdonar, sino también olvidar lo que pasó.
Al hacerlo, algo sobrenatural ocurr irá en usted. E l dolor ocasionado por esa experiencia desaparecerá. El poder de Dios borrará los efectos y usted podrá olvidarlo de una vez por todas.
No se convierta en “un contador” emocional, como los rencorosos que llevan cuenta de los agravios y ofensas que sufren. Aprenda a perdonar y a olvidar, y se le abrirá un mundo nuevo de bendiciones.
Lucas 6:27-37