Verdaderamente, ya es hora de que dejemos de buscar entre los muertos al que vive. Es hora de que dejemos de deambular por el cementerio del pecado, la enfermedad y el fracaso, y empecemos a vivir ¡la vida de resurrección!
Como criatura resucitada, su vida no está determinada por algún accidente que está por ocurrir. Su vida no es una red de sucesos y circunstancias sin control. Dios tiene un plan específico para usted. Quizá la intención de Dios sea que usted tenga el ministerio de sanidad más grande de este siglo o que usted sea un gran predicador o quizá le dé una revelación, la cual será de bendición para todo el mundo. Pero nunca sabrá lo que Dios le tiene reservado hasta que centre su atención en Él.
Por eso el diablo trabaja tanto para que usted se concentre en los problemas de la vida y no preste atención a la Palabra viva de Dios. Su objetivo es que usted no se percate de que está lleno de la vida de resurrección de Jesucristo. En realidad, esa posibilidad lo aterroriza.
¿Por qué? Porque una vez que usted entienda que tiene la vida de Dios en su interior, comenzará a vivir como Cristo lo hizo. Usted pondrá las manos sobre los enfermos y sanarán, echará fuera demonios, y predicará el evangelio a toda criatura.
En resumen, usted será lo que Dios le ha destinado ser. Usted será el Cuerpo de Cristo en la Tierra. No permita que Satanás lo ate con la mortaja del pecado y los fracasos del pasado. Usted ha dejado de estar muerto; ha sido resucitado con Jesucristo. Salga de la tumba y comience a vivir la vida de resurrección.
Hechos 17:16-34