From Faith to Faith—Daily Devotional

Quizá hoy usted esté enfrentando a un gigante en su vida.  Tal vez sea una enfermedad, un fracaso, una situación económica negativa y muy grande o algún otro tipo de gigante. Pero no permita que eso lo asuste, pues posee un arma secreta. Es la misma que una vez convirtió a un joven pastor en un campeón que mató a un oso, a un león, y a un gigante. Esa arma era: el pacto de sangre que él tenía con el Dios todopoderoso.

En los días de David, la circuncisión era la señal de ese pacto. Por eso, cuando David dijo que Goliat era un filisteo incircunciso, quiso decir: “Este hombre puede ser un gigante y puede ser muy fuerte, mas no tiene ningún pacto con Dios, y por eso puedo matarlo”.

Al igual que David, usted también tiene un pacto, sólo que el suyo es mejor. El pacto que David tenía otorgaba muchas bendiciones a quienes lo guardaban; sin embargo, también incluía maldiciones para quienes no lo guardaban.

Pero su pacto no es ése, porque es el Nuevo Pacto que Jesús compró con Su propia sangre; no depende de lo que usted pueda hacer, sino de lo que Cristo ya hizo por usted. Él ya lo hizo todo. Lo único que usted debe hacer es creer en ese pacto y aceptarlo.

Lea Deuteronomio 28:16-68, y ahí encontrará la lista de las maldiciones de las cuales Cristo lo ha librado. Es más, podría llamarse: la lista de los gigantes que Jesús destruyó, e incluye toda maquinación que el diablo podría utilizar contra usted para tratar de destruir su vida.

 Léala, y regocíjese porque Dios le ha sanado y liberado de esas cosas.

No se deje intimidar por ningún gigante de la vida. Usted posee un pacto de sangre con el Dios todopoderoso. No hay ninguna situación “incircuncisa” sobre la faz de la Tierra que pueda quitarle su victoria.