La Biblia nos enseña que bajo la ley levítica, un animal tenía que ser ofrecido cada año para expiar los pecados del pueblo. La palabra expiar significa cubrir, y aparece muchas veces en el Antiguo Testamento.

Pero quiero contarle algo emocionante: esa palabra no aparece en el Nuevo Testamento. La palabra griega que se usa para describir lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz, es una palabra diferente. Su significado va más allá de cubrir, significa también: “perdonar y olvidarse por completo de algo”.

¿Sabe usted qué quiere decir eso? Significa que el pecado ya dejó de ser un problema: ¡Jesús lo solucionó!

Cuando usted lo recibió como su Señor, Él no sólo borró sus pecados, sino que lo reconcilió con Dios y lo convirtió en una nueva criatura, por medio del Espíritu de Dios, como si el pecado nunca hubiera existido.

Pero si  usted es como  la mayoría de creyentes, entonces no ha llegado a conocer esa maravillosa verdad. Usted está atrapado en lo que yo llamo conciencia de pecado, es decir, sigue viéndose a sí mismo manchado con el pecado en lugar de verse lavado con la sangre.

“Bueno, después de todo, hermano Copeland, sólo soy un viejo pecador que ha sido salvo por gracia”.

No, ya no lo es. Usted era pecador, pero la gracia lo transformó para siempre en la misma justicia de Dios. Ahora usted es hechura de Dios, ¡creado en Cristo Jesús! En lo que a Dios se refiere, su vida pasada ya no existe, murió en la cruz.

Medite constantemente en esa verdad hasta que invada su conciencia, y usted pueda hacer una realidad la libertad con que Cristo le hizo libre del pecado. Reciba la justicia que solamente el Cordero de Dios puede darle.