From Faith to Faith—Daily Devotional

Salga de la sombra del pecado
Kenneth Copeland
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El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Juan 1:29

Jesús vino a quitar el pecado. ¿Se da cuenta usted de lo que eso significa?  Quiere decir que Dios, mediante la sangre de Jesús, ha anulado el poder del pecado para que usted, como creyente nacido de nuevo, pueda vivir como si ese pecado nunca hubiera existido. Usted puede salirse de la sombra del pecado de una vez por todas.

Tenga presente que salirse de la sombra del pecado no significa que debe llevar una vida perfecta. Usted podría equivocarse. Quizá caiga algunas veces en pecado (no debería hacerlo, sin embargo puede sucederle); pero tiene una promesa de Dios, sellada con la sangre de Jesús, la cual afirma que cuando usted confiesa ese pecado, Él es fiel y justo para perdonarle y limpiarle de toda maldad.

Usted no debe vivir ni cinco segundos bajo la sombra del pecado, si usted es lo suficientemente sensato para arrepentirse con todo su corazón y recibir el perdón de Dios.

“¡Pero hermano Copeland, me siento tan mal por el pecado que cometí!”

No importa como se sienta al respecto. Hágalo por fe. Aprenda a ser pronto para arrepentirse; luego, levántese y ríase en la cara del diablo.

Recuerdo que en una ocasión yo me encontraba en esa situación. Había cometido un error garrafal y debía predicar esa noche. Me sentía tan culpable que dije: “Señor, tendrás que conseguirte otra persona que predique esta noche porque yo no voy a hacerlo”. De repente, el Espíritu me habló al corazón, diciéndome: Kenneth, ya me confesaste ese pecado, ¿cierto?

—Sí, ya lo hice.

Entonces, ¿consideras la sangre por la que has sido santificado como una cosa inmunda?

—De ninguna manera, Señor.

—Pues, eso es lo que estás haciendo. Mi Palabra dice que cuando confiesas tu pecado no sólo voy a perdonarte, sino también a limpiarte y a echar ese pecado en el mar del olvido. Así que, no es agradable que continúes tocando este tema.

Así que, me olvidé del asunto, me fui al culto y prediqué por dos horas y media acerca del perdón de Dios.

No permita que los sentimientos de culpabilidad e indignidad le priven del poder de la sangre de Jesús. Arrepiéntase y salga, por fe, de la sombra del pecado a ¡la poderosa luz del perdón de Dios!

Scripture Reading:

Juan 1:1-34