¿Se acuerda cuando por primera vez empezaba a leer la Biblia? ¿O la emoción que sentía por las cosas de Dios? ¿Recuerda cuando esperaba ansiosamente poder leer un capítulo más de la Biblia o escuchar la enseñanza más reciente? Sólo había una palabra que podía describirlo: ¡apasionado! Su espíritu renacido estaba ardiendo por las cosas de Dios.
Cuando Kenneth y yo oímos el mensaje de fe por primera vez, éramos así. Teníamos tanta pasión por las cosas de Dios que nada del mundo nos interesaba. Habíamos oído que podíamos confiar en la Palabra de Dios como confiar en la palabra de un buen amigo. Teníamos hambre espir itual y queríamos saber todo lo que Dios había prometido en Su Palabra. En esos días, creo que yo no hacía otra cosa más que leer la Palabra de Dios. Leía libros sobre la fe y escuchaba cintas. Todo mi interés estaba enfocado en la Palabra de Dios.
Pero lentamente eso fue cambiando. Al comienzo, ni siquiera me di cuenta de lo que estaba pasando. Entonces el Espíritu Santo empezó a mostrarme que me había entibiado. Yo había dejado que el fuego se extinguiera. Aún leía la Palabra, pero había perdido la pasión por ella.
Quizá usted esté atravesando por esa misma experiencia. Si es así, quiero enseñarle cómo avivar el fuego.
En la Palabra de Dios se le indica que se acerque a Él, y Él se acercará a usted. Para hacerlo, deberá eliminar las cosas que le mantienen alejado de la lectura de la Palabra. Deléitese en la Palabra. Sea diligente en ella. Si pone su interés en las cosas de Dios, la pasión por Él aumentará rápidamente. Cuanta más atención le preste a algo, más aumentará su deseo por eso.
Puedo mostrarle que este es un principio natural. Si usted practica algún deporte, habrá veces en que pasará algún tiempo sin practicarlo. Pero si un día usted se toma el tiempo para ir a practicar ese deporte, al otro día querrá volver a hacerlo, y cuanto más lo practique, más fuerte se hará el deseo por seguir practicándolo.
Eso mismo sucede en el campo espiritual. La pasión de su alma estará en las cosas a las que usted le dedique más tiempo. Empiece a edificarse a sí mismo orando en el Espíritu. Crea todo lo que Dios le dice y póngalo en práctica. En poco tiempo, esa llamita que ha estado titilando en su espíritu se convertirá de nuevo en fuego consumidor.
Apocalipsis 3:13-22